Mientras la Resistencia de Barnacity se lleva la fama, los sponsors guais y llena páginas de los fanzines. La Resistencia de Hospitaun lucha en el barro. Ni son famosos, ni los conocen fuera de sus fronteras (fíjate que ni siquiera salen en los cómics ni en los fanzines...). Por eso se las ven y se las desean para conseguir armas con las que seguir la lucha.
Ante la escasez de armamento, durante años la Resistencia Hospitaunense tuvo que luchar con armas improvisadas como palitroques, armas improvisadas con material escolar, botellas, cóctel molotov y mierdas similares... hasta que consiguieron la conexión Monegros.
Un contacto secreto, cada mes en un punto prefijado de los Monegros, dejan un cargamento de armas para la Resistencia de Hospitaun. Allí, unos sherpas monagreses cargan los palés en el camión de Barnamán, un Hospitaunense de pura cepa que lleva el camión con el cargamento hasta Hospitaun a tiempo de que las patrullas de Fanhunter se levanten de la cama.
Este viaje no está exento de peligros, en los Monegros, la zona está llena de pichurrina residual, los peligros del desierto se juntan con los de una zona sin ley y las inclemencias de un desierto. Existen bandas de rapiñadores motorizados, monagreses renegados a caballo que rapiñan todo lo que pueden, macutes degenerados que atacan a todo lo que haga retumbar el suelo, la sed y el calor durante el día y el frío mortal durante la noche, visiones espeluznantes y almas en pena, fanpiros hambrientos en busca de algo que llevarse a la boca y bandas de fans renegados...
La carretera está de puta pena, las vías principales están llenas de patrullas de los Tintín Macutes por lo que tienen que coger vías "alternativas" o directamente circular desierto a través.
Para más seguridad, Barnamán lleva su parienta Niníeve, equipados con armamento para cazar Godzillas y su perrita fiel, que también sabe morder.
Una vez al mes se juegan la vida, a veces solos, a veces acompañados por una escolta de Fans lo suficiente locos como para aceptar la miseria que pagan por acompañar estas misiones tan peligrosas. Montados en coches o motos o directamente agarrados a la parte superior del camión combaten con todo lo que se abalanza sobre el camión. La mayoría de las veces los únicos que sobreviven son Barnamán y su parienta, el resto acaban recorriendo como alma en pena los Monegros hasta el fin de los tiempos.
El Jinete de los Monegros a nivel de juego
Nada como ponerse una sesión de Mad Max para ponerse las pilas y montar una aventura para los narizones adictos a los tiroteos. La partida podría empezar cargando el material en el punto de encuentro y seguir con un tiroteo constante contra saqueadores, macutes degenerados y demás monstruos del desierto pichurrínico de los Monegros. Los narizones que caigan del camión podrían vivir aventuras en medio del desierto, intentando conseguir agua y sombra mientras negocian con los nativos para volver a casa. Un cruce entre Dune, Mad Max, la cúpula del Trueno y The Warriors.
Si el Jinete de los Monegros sufre un accidente o es interceptado, las armas empezarán a escasear en Hospitaun, limitando los inventarios de los narizones drásticamente.
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